- Comunidad de Reino
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Peña Profética MENOSPRECIAR EL REINO. Las entidades querrán sacarnos de nuestra hábitat de reino, para embarrarnos en lodo cenagoso, MENOSPRECIAR. Después de haber conocido esta gran verdad, no nos hará bien cogerle lucha y desgracia al mal, MENOSPRECIAR. Cuando somos tentados en dejar lo que nos corresponde, hay que sopesar cuanto perderemos fuera de donde nunca debemos salir, porque el diablo vino para robar, matar y destruir, MENOSPRECIAR. Que bueno es saber que Él siempre está ahí para recibirnos y perdonarnos, aunque las consecuencias hay que asumirlas, MENOSPRECIAR.

Lucas 15:11-24

“También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.”

Lizette Rodríguez de Batista

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