Peña Profética MANEJO DE PRINCIPIOS - Comunidad de Reino
4409
post-template-default,single,single-post,postid-4409,single-format-standard,theme-bridge,bridge-core-3.1.2,the7-core-ver-2.7.7,qi-blocks-1.3.4,qodef-gutenberg--no-touch,woocommerce-no-js,tribe-no-js,mega-menu-popup-navigation,qodef-qi--no-touch,qi-addons-for-elementor-1.8.1,qode-page-transition-enabled,ajax_updown_fade,page_not_loaded,,qode_grid_1400,vss_responsive_adv,vss_width_768,qode-overridden-elementors-fonts,columns-4,qode-child-theme-ver-27.3.1649007747,qode-theme-ver-30.8.3,qode-theme-bridge,disabled_footer_top,disabled_footer_bottom,wpb-js-composer js-comp-ver-7.9,vc_responsive,elementor-default,elementor-kit-23226

Peña Profética MANEJO DE PRINCIPIOS

Peña Profética MANEJO DE PRINCIPIOS

Hacer lo correcto siempre nos conducirá al final establecido en el destino profético, MANEJO. Con frecuencia habrá más opciones de comportamiento; elijamos la fundamentada y no tendremos remordimiento, MANEJO. El mal siempre ofertará voces contrarias para que nos desviemos, MANEJO. Si dependemos de Dios Padre, difícilmente nos extraviaremos, MANEJO. 
1 Reyes‬ ‭3:16-28

“En aquel tiempo vinieron al rey dos mujeres rameras, y se presentaron delante de él. Y dijo una de ellas: ¡Ah, señor mío! Yo y esta mujer morábamos en una misma casa, y yo di a luz estando con ella en la casa. Aconteció al tercer día después de dar yo a luz, que ésta dio a luz también, y morábamos nosotras juntas; ninguno de fuera estaba en casa, sino nosotras dos en la casa. Y una noche el hijo de esta mujer murió, porque ella se acostó sobre él. Y se levantó a medianoche y tomó a mi hijo de junto a mí, estando yo tu sierva durmiendo, y lo puso a su lado, y puso al lado mío su hijo muerto. Y cuando yo me levanté de madrugada para dar el pecho a mi hijo, he aquí que estaba muerto; pero lo observé por la mañana, y vi que no era mi hijo, el que yo había dado a luz. Entonces la otra mujer dijo: No; mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto. Y la otra volvió a decir: No; tu hijo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Así hablaban delante del rey. El rey entonces dijo: Ésta dice: Mi hijo es el que vive, y tu hijo es el muerto; y la otra dice: No, mas el tuyo es el muerto, y mi hijo es el que vive. Y dijo el rey: Traedme una espada. Y trajeron al rey una espada. En seguida el rey dijo: Partid por medio al niño vivo, y dad la mitad a la una, y la otra mitad a la otra. Entonces la mujer de quien era el hijo vivo, habló al rey (porque sus entrañas se le conmovieron por su hijo), y dijo: ¡Ah, señor mío! dad a ésta el niño vivo, y no lo matéis. Mas la otra dijo: Ni a mí ni a ti; partidlo. Entonces el rey respondió y dijo: Dad a aquélla el hijo vivo, y no lo matéis; ella es su madre. Y todo Israel oyó aquel juicio que había dado el rey; y temieron al rey, porque vieron que había en él sabiduría de Dios para juzgar.”

‭‭

Ps. Carolina Cruz de Martinez

Comentarios

Comentarios